Los textos literarios suelen ser una combinación de las tres formas de elocución clásicas: narración, descripción, y diálogo. El retrato y el monólogo pueden ser interpretados como variantes de las anteriores.
Narración
Los términos narración o texto narrativo se utilizan en su sentido estricto para hacer referencia a los fragmentos en los que se relatan hechos reales o imaginarios.
La narración es una de las formas de elocución más antiguas y de mayor tradición literaria. Es la base del cuento, de la novela, de la leyenda, del poema épico y otros géneros y subgéneros literarios; pero también lo es de buena parte de nuestra comunicación habitual con los demás.
Puesto que lo narrado son principalmente acciones, el verbo ocupa un lugar destacado en ella, tanto por su frecuencia, como por su significado.
Como el narrador cuenta sucesos ya ocurridos, predominan los verbos en pasado, en especial los pretéritos indefinidos y los imperfectos. Cuando aparecen otros tiempos verbales como conductores de la narración, suelen tener valor de pasado (presente histórico, por ejemplo).
La selección de enunciados largos y complejos, con predominio de la subordinación, da impresión de lentitud narrativa, de calma, de estatismo. Los enunciados cortos y sencillos, con predominio de la yuxtaposición, de la coordinación o de las oraciones simples, dan impresión de dinamismo, de velocidad, de movimiento.
El narrador
El narrador es el personaje que conduce la historia, presenta a los demás personajes, explica las circunstancias en que se desarrollan los hechos que narra, etc.
El narrador puede formar parte de la ficción literaria como un personaje más o separarse de ella. Cuando el narrador cuenta la historia conociendo todos sus hechos pasados, presentes y futuros, hablamos de narrador omnisciente. Cuando el narrador y el protagonista se identifican en una misma persona, decimos que el relato se presenta como una autobiografía. Hay casos en los que la autobiografía es real y otros en los que es sólo un artificio literario.
Las personas y el punto de vista
El narrador puede valerse de cualquiera de las personas gramaticales para dar vida a su relato desde diferentes puntos de vista:
Narración en primera persona. El narrador participa de los hechos que narra como un personaje más, presentándose a sí mismo bien como el protagonista de esos sucesos, bien como un personaje secundario o bien como mero testigo de ellos.
Narración en segunda persona. El narrador se dirige a sí mismo, de forma que se convierte a la vez en narrador y en personaje. Este desdoblamiento es un artificio que se utiliza en algunas narraciones modernas.
Narración en tercera persona. Es la más frecuente. El narrador cuenta unos sucesos que ocurrieron a otros personajes ajenos a él.
Orden y sucesión de acontecimientos
El orden en que aparecen los elementos de una narración depende de cuál sea el foco considerado de mayor interés dentro de la misma.
Si interesa conocer el desenlace de unos acontecimientos, la narración seguirá un orden cronológico desde los primeros hasta los últimos sucesos. En este caso, lo narrado tiene un desarrollo lineal.
Si lo que importa destacar no es el desenlace, sino las circunstancias que llevaron a tal desenlace, la narración puede comenzar por los últimos sucesos para después dar un salto al pasado (flash back) y narrar el resto de la historia desde el principio hasta esos sucesos finales, como si se tratara de recuerdos.
Cuando se trata de destacar tanto los orígenes o causas como el desenlace, se puede empezar la narración en un punto intermedio de la historia, e ir relatando luego los acontecimientos anteriores y posteriores al punto de arranque. Este procedimiento se denomina narración in medias res ('en mitad del asunto').
Descripción
Describir es dibujar con palabras. Definida con más precisión, la descripción es la representación de personas o cosas por medio de la lengua, refiriendo o explicando sus distintas partes, cualidades o circunstancias.
En toda descripción interesan las cosas y sus propiedades o características, no las acciones. En consecuencia, en un texto descriptivo predominan los sustantivos y los adjetivos sobre los verbos; abundan los tiempos verbales que se refieren al desarrollo y no al término de la acción (aspecto imperfectivo), sobre todo, los presentes y los pretéritos imperfectos. Se prefiere la yuxtaposición y la coordinación a la subordinación. La ausencia de nexos da una mayor rapidez a la descripción, la multiplicación de nexos le confiere lentitud y estatismo. Se recurre frecuentemente a la comparación como método descriptivo.
Clases de descripción
Según lo descrito, podemos hablar de descripción de paisajes y objetos, o de personas y animales. Ambas pueden realizarse de forma realista o impresionista. La descripción de personas se denomina retrato, que suele realizarse mediante la combinación de prosopografía (descripción de la apariencia externa de una persona, los rasgos físicos y la indumentaria) y etopeya (descripción del carácter, acciones y costumbres de una persona). Ni una ni otra suelen aparecer aisladas. Aunque predomine la descripción física, el autor suele introducir comentarios relacionados con el carácter del personaje o hace derivar de los rasgos físicos alguna peculiaridad psicológica de la persona retratada. Según la intención con que se realice el retrato o el tono empleado en su redacción, hablamos de retrato objetivo o subjetivo, laudatorio o satírico.
Según el que describe, la descripción puede ser objetiva o subjetiva, estática o dinámica. La finalidad de la descripción objetiva es informar fielmente del aspecto, componentes y otras características de un mecanismo, de un fenómeno, de una reacción, etc. Es más propia de la prosa de investigación que de la literaria. La descripción subjetiva se caracteriza por dar entrada, en mayor o en menor medida, a la opinión del que describe. De hecho, es muy frecuente que, a través de sus descripciones, el autor pretenda influir en la opinión que el lector ha de formarse sobre lo descrito.
Estática o dinámica. En una descripción estática el punto desde el cual se supone que el autor observa es fijo; desde ese punto y mediante una técnica fotográfica más o menos fiel el autor presenta un cuadro de lo que percibe. En la dinámica el autor describe el objeto a medida que va descubriéndolo; con técnica cinematográfica, se va adentrando en una realidad que aparentemente descubre al tiempo que el lector.
Diálogo
Aunque el diálogo, el medio de comunicación humana más utilizado y es característico de la lengua oral, también aparece con frecuencia en la lengua escrita, por ejemplo en formas narrativas como la novela o el cuento, en formas expositivas e, incluso, en poesía.
Para la trascripción del diálogo puede utilizarse el estilo directo, el indirecto o el indirecto libre.
Cuando el discurso de una persona se dirige hacia sí misma o hacia un interlocutor que no se halle presente, se produce un monólogo. El monólogo está sujeto a las mismas formas de trascripción que el diálogo.
Géneros literarios
El concepto de género se ha ido conformando históricamente; se entiende por género un conjunto de constantes retóricas y semióticas que identifican y permiten clasificar los textos literarios; dicho de otro modo, son ciertas técnicas de composición, y ciertas leyes de forma y contenido a las que se someten las obras literarias.
Puede resultar sorprendente que aún se utilice la primera clasificación de los géneros, debida a Aristóteles, quien los redujo a tres: épica, lírica y teatro. Hoy se mantiene esencialmente la misma clasificación con distintos nombres (narrativa, poesía y drama), pero la evolución de los gustos y modas estéticas ha provocado que en muchos textos modernos resulte difícil fijar rígidamente los límites entre lo puramente lírico, lo narrativo o lo dramático.
El género lírico
Los textos líricos expresan el mundo subjetivo del autor, sus emociones y sentimientos, o una profunda reflexión. Se prefiere para ello el verso a la prosa y se manifiesta profusamente la función expresiva del lenguaje. Tradicionalmente la lírica es una expresión de la experiencia del yo, pero en ciertas formas de la lírica moderna el yo se desvanece en favor de la imagen o de una escena desligada de la subjetividad del poeta.
Formas clásicas
Oda. Originalmente son poemas para ser cantados con acompañamiento instrumental. De tono elevado, la oda clásica estaba destinada a exaltar la vida de alguien, a celebrar un hecho importante o a la descripción intelectual del paisaje.
Elegía. La elegía clásica era un canto nostálgico e intimista de tema variado (el amor, la muerte, la guerra, la política...). La elegía medieval (planto o llanto) mostró predilección por la elegía para expresar lamentaciones funerarias y, aunque en los siglos de oro la temática de la elegía era variada, en la poesía moderna se ha mantenido la tendencia medieval de preferir la forma son elegíaca sólo para las composiciones cuyo contenido está centrado en la muerte.
Sátira. Forma poética propiamente latina que emplea la ironía, la alusión o la burla para mostrar la locura o la maldad, señalar las debilidades humanas y alertar sobre las conductas reprobables. Durante el Renacimiento se atribuyó falsamente a la palabra sátira un parentesco etimológico con sátiro por lo que se utilizó con frecuencia para designar las burlas lascivas en verso.
Epístola. Carta formal y moralizante escrita en verso y destinada a su publicación. Aborda siempre temas filosóficos o morales.
Égloga. Evocación idealizada en verso de la vida pastoril y del contacto con la naturaleza.
Epigrama. Poema mordaz, agudo y conciso, generalmente escrito en verso. En Roma se desarrolló el epigrama como una breve sátira en verso que acababa con alguna expresión punzante. Desde el Renacimiento italiano, el epigrama adopta en la poesía occidental la forma del soneto. Las gregerías de Gómez de la Serna y los proverbios de Machado, pueden ser considerados modernos ejemplos de epigramas.
Formas populares
Villancico. Canción estrófica de carácter profano que surgió en el siglo XV en España. Consta de un estribillo que alterna con una o más estrofas de versos octosílabos. Tanto la rima como el número de versos son variables. Aunque trata de temas muy variados suele predominar lo religioso. En general, se escribe para ser cantada con acompañamiento instrumental.
Canción. Texto corto, lírico o narrativo, acompañado de música.
Romance lírico. Aunque originalmente el romance es de carácter épico, pronto surgieron variantes líricas que se solían declamar con acompañamiento musical o se transmitían como cantos infantiles.
El género épico
El autor narra y hace hablar a los personajes. Hay textos épicos o narrativos en verso y en prosa, y la función dominante suele ser la referencial.
Formas
Epopeya. Género poético de estilo majestuoso que relata sucesos legendarios o históricos. Por lo general se centra en un individuo, lo que confiere unidad a la composición. A menudo introduce la presencia de fuerzas sobrenaturales que configuran la acción, y son frecuentes en ella las descripciones de batallas y de escenas de la vida cotidiana. Las principales características del género son la invocación de las musas, la afirmación formal del tema, la participación de un gran número de personajes y la abundancia de parlamentos en un lenguaje elevado.
Cantar de gesta. Forma popular equivalente a la epopeya culta, o derivada de ella, en la que se narran las hazañas de un héroe histórico o un personaje legendario. De tradición oral, se componía para ser cantada por juglares o por los propios trovadores.
Novela. Su auge en los siglos XIX y XX ha sido tal, y sus variantes tan dispares, que resulta difícil una definición rigurosa. Suele entenderse por novela una narración extensa en prosa, con personajes y situaciones reales o ficticios, que implica un conflicto y su desarrollo que se resuelve de una manera positiva o negativa. Con frecuencia hoy se prefiere para designar al género el término más amplio y ambiguo: narrativa e incluir en él al cuento. Un tratamiento más detallado de este subgénero puede verse en Características de la novela (J. C. Carrillo).
Cuento. Narración breve de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido número de personajes que participan en una sola acción con un solo foco temático. Aunque tradicionalmente poseía una intención moralizante, hoy su finalidad suele ser provocar en el lector una respuesta emocional.
El género dramático
El autor no habla por sí mismo sino que hace hablar a sus personajes. Puede estar compuesto en verso o prosa y habitualmente están presentes todas las funciones del lenguaje. Aunque puede ser leído, se escribe para ser representado. Un tratamiento más detallado de este género puede verse en Características del teatro (J. C. Carrillo).
Formas mayores
Tragedia. Según Aristóteles la tragedia es una mimesis de una acción seria y acabada en sí misma, la cual, mediante una serie de casos que provocan compasión y terror, produce el efecto de levantar el ánimo y purificarlo de tales pasiones (catarsis). La definición aristotélica sigue siendo generalmente aceptada.
Comedia. Se diferencia de la tragedia en el tono menor y más alegre de la acción, en la intervención de personas comunes y, especialmente, en su final feliz..
Tragicomedia. Forma dramática en que se combinan el elemento trágico y el factor cómico.
Formas menores
Entremés y sainete. Piezas breve en un acto, en prosa o en verso, de tema ligero. El origen del sainete se encuentra en la tradición popular y posee un humor festivo y picaresco. Solía representarse en los entreactos de obras mayores. El sainete deriva del entremés y acentúa lo humorístico y popular de este último.
Auto sacramental. Obra de carácter alegórico que trata sobre un dogma de la Iglesia católica y tiene como fondo la exaltación del sacramento de la Eucaristía.
Melodrama. Nombre que se daba antiguamente a la ópera y que en el siglo XIX recibían determinadas obras dramáticas de tipo folletinesco, convencional, caracterizadas por sus fáciles concesiones a un público sensiblero.
El género didáctico
Aunque no se ajusta a la clasificación tripartita aristotélica, conviene incluir además el género didáctico, que se distingue, básicamente, por su finalidad. El autor, cuyo fin primordial es enseñar, procura adornar el texto con elementos literarios que lo doten de una forma atractiva (prodesse et delectare). Se compone principalmente en prosa y la función predominante en él es la referencial. Sus formas clásicas son los diálogos y coloquios, que se adscriben también al género dramático, y el ensayo.
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